domingo, 26 de febrero de 2012

SALMO 23

El Señor es mi pastor;
nada me falta.
En verdes praderas
me hace descansar,
a las aguas tranquilas me conduce,
me da nuevas fuerzas
y me lleva por caminos rectos,
haciendo honor a su nombre.

Aunque pase por el más oscuro
de los valles,
no temeré peligro alguno,
porque tú, Señor, estás conmigo;
tu vara y tu bastón
me inspiran confianza.

Me has preparado un banquete
ante los ojos de mi enemigos;
has vertido perfume en mi cabeza,
y has llenado mi copa a rebosar.
Tu bondad y tu amor me acompañan
a lo largo de mis días,
y en tu casa, Oh Señor,
por siempre viviré.

domingo, 12 de febrero de 2012

SALMO 89


HIMNO AL DIOS FIEL Y MISERICORDIOSO

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Pues dijiste: "Cimentado está por siempre mi amor,
asentada más que el cielo mi lealtad".

El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad es proclamada
en la asamblea de los ángeles,
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos?

Tienes, Señor, un brazo poderoso:
fuerte es tu izquierda y alta tu derecha.
Justicia y derecho sostienen tu trono,
misericordia y fidelidad te preceden.

Dichoso el pueblo que sabe reconocer
tu amor y misericordia:
sabrá caminar, oh Dios, a la luz de tu rostro;
vivir en ti será su gozo cada día,
actuar según tu justicia será su orgullo.

Porque tú eres su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo,
y el Santo de Israel nuestro rey.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

miércoles, 1 de febrero de 2012

SALMO 91


El Salmo 91 es la oración del creyente que tiene la firme certeza de que Dios protege al que confía en Él.

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que resides a la sombre del Dios Omnipotente,
dile al Señor: Tu me protegues y me defiendes,
Dios mío, yo pongo mi confianza en ti.

Él te librará de los peligros ocultos,
de la palabra funesta.
Te protegerá bajo sus alas,
podrás refugiarte a su lado;
su lealtad será tu escudo y protección.

No temerás el peligro por la noche,
ni el ataque enemigo del día,
ni la enfermedad
que acecha en las tinieblas,
ni la peste que devasta en pleno día.

Aunque caigan mil a tu lado,
diez mil a tu derecha,
a ti no te alcanzarán.
Te basta abrir los ojos y mirar
para ver el castigo de los malos.

Porque al buscar refugio en el Señor,
hiciste del Altísimo tu protector.
No sufriras calamidades,
a tu casa no se acercarán los males,
porque Dios encargará a sus ángeles
que te cuiden dondequiera que vayas.

Te llevarán en las palmas de las manos
para que no tropieces con las piedras.
Caminarás sobre fieras y serpientes,
pisoteárás leones y dragones.

El Señor dice:
"En mí se apoya: yo lo libraré;
porque invoca mi nombre, yo lo protegeré.
Yo lo escucharé cuando me llame,
en la aflicción seré su compañero,
lo protegeré y le daré honor,
le concederé una larga vida
y lo haré ver mi salvación".